Oseas denuncia que de la fe en Dios se ha pasado a los ídolos: «De su oro y de su plata se han hecho ídolos…». Puede que no te sientas aludido; pero revísate, que no sea que, por tener oro y plata, dinero, posesiones, etc. tu corazón esté especialmente ocupado o preocupado, y no esté tanto por la ley del amor de Dios. Quizás eres más idólatra de lo que piensas.
Señor, que la obra de mis manos no me haga objeto de dominio sobre los demás y esclavo de mi mismo.