Las palabras que Jeremías pone en boca del Señor impresionan: «Maldito quien confía en el hombre, y busca el apoyo de las criaturas, apartando su corazón del Señor». ¿Cuántas veces he manipulado a mi prójimo para mi comodidad?
Señor, que sea siempre consciente de que soy un instrumento a su servicio.