Desde la sede de Pedro nos resuena esta recomendación que nos trae la primera carta de Pedro: «pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo». Me parece que convendremos que todo buen pastor, al menos, se propondrá que el rebaño crezca, se multiplique, esté bien alimentado y viva unido.
Señor, que tengamos acierto, flexibilidad, generosidad y profundidad, para que tu iglesia esté gobernada por buenos pastores.