En el Deuteronomio leemos: «Elige la vida, para que viváis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida». Efectivamente en el amor siempre encontraremos estos dos rasgos que lo acompañan: la obediencia y la fidelidad. ¿Soy capaz de amar obedeciendo?
Jesús lo hizo hasta la cruz, y una vez que lo hizo nos abrió, para todos, la vida en la resurrección.