«Jerusalén… la gloria del Señor amanece sobre ti». Cuando nació Jesús, los creyentes tenían a Jerusalén como el culmen de su referencia religiosa. Cuando Isaías nos dice que sobre ella amanece la gloria del Señor, nos invita a saber ver – con la imagen del amanecer que lleva la luz después de la oscuridad de la noche-, como la fuerza, la gloria de Dios, se convierte en la referencia fundamental que no debemos perder nunca de vista, a pesar del pecado, la oscuridad. Si podemos ver todo lo que significa Jerusalén, si podemos distinguir nuestras referencias religiosas, es gracias a la luz de Dios que, como el amanecer, nos trae Jesús.
Señor, que, como los magos, sepa orientarme en la práctica de mi fe, agradeciendo siempre Tu fuerza salvadora en todos los hombres.