El profeta Isaías dice unas palabras que, Jesús, siguiendo el evangelista Lucas, se las atribuye a sí mismo: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que pobres, para curar los corazones desgarrados, proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad; para proclamar un año de gracia del Señor». Cada afirmación es un grito de esperanza. Pero, ¿verdaderamente lo es para ti? Si lo vives de verdad y no es retórica, verás que también son verdad en ti las palabras del profeta cuando dice: «Desbordo de gozo con el Señor».
Señor, sabes, estoy contento, muy contento, porque Tu presencia me abre el espíritu a la confianza.