Isaías nos recuerda: «Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua», aquella sobre la que debemos fundamentar nuestra vida. A menudo tenemos la tentación de confiar en nuestras propias fuerzas como si nosotros fuéramos dioses.
Señor, que mi confianza esté siempre iluminada con Tu luz.