El relato de hoy lo podríamos titular, por la alegría que desprende, retrato de la vuelta de un viaje de bodas. Hay una constante, la insistencia en que, al llegar a casa, hay que orar; el padre recobra la salud. Y, termina con esta oración: «Bendito por siempre todos los ángeles. Tras el castigo se ha apiadado, y ahora veo a mi hijo Tobías». ¿Qué quiere decir, para ti, glorificar a Dios?
Señor, en todas las circunstancias de mi vida, enséñame a orar.