Vivir en el paraíso, vivir con Dios, nos viene a decir el texto de hoy, sólo es posible cuando el corazón está limpio, inocente; todo lo que le aparta de este objetivo, nos quita la posibilidad de vivir con Dios y para Dios. En el fondo, lo que es dramático no es tanto que Dios expulse al hombre y a la mujer del paraíso, sino que el hombre y la mujer, debido a la ambición que corrompe, haga imposible el convivir con la limpieza y la inocencia de Dios, como ocurría en el paraíso. Desde entonces, el deseo de todo Adán y de toda Eva es retornar al paraíso, al Reino de Dios, al Cielo; es decir, vivir plenamente en Dios. Esta es la tarea que pide el esfuerzo de toda la vida.
Cálmate Señor, sé paciente con tus criaturas.