El sacerdocio tiene por misión el de presentarse ante Dios, en nombre de todos, es decir como un mediador, para ofrecerle lo que pueda tener un significado suficientemente comprensible que manifieste el deseo de querer reconciliarse, de implorar el perdón, de compensar la ofensa que todos hemos podido hacer al Señor. Pero sólo Jesucristo lo ha podido hacer de una forma plena y definitiva; así lo ha expresado la primera y última frase de la lectura de hoy: «Cristo es mediador de una nueva alianza, porque ha muerto en rescate de las culpas cometidas… Cristo fue ofrecido una sola vez, cuando tomó sobre sí los pecados de todos. Después volverá a revelarse… para salvar a quienes esperan el momento de recibirlo».
Señor, lo que has hecho es tan grande, que difícilmente somos capaces de entender la magnitud de Tu entera deidad; inflama mi corazón para que sepa reconocer y agradecer Tu don.