Mañana empezaremos un nuevo ciclo litúrgico. Hoy acabamos la lectura del Apocalipsis con una mirada esperanzada; así comienza la lectura: «El ángel del Señor me mostró a mí, Juan, un río de agua viva, reluciente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero», y también dice que en la ciudad estarán «el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le darán culto. Y verán su rostro, y su nombre está sobre su frente». ¿Qué sentimientos tienes cuando lees que podremos ver a Dios cara a cara?
Señor, ábreme los ojos del corazón para que te pueda ver cara a cara, sin avergonzarme.