Una de las formas que tenían los profetas para llamar la atención del pueblo era hacer una representación simbólica de lo que les sucedería si no había un gesto de conversión. Hoy el profeta, por indicación del mismo Dios hace todo lo que tendrán que hacer quienes son deportados. De esta forma les explicita qué les pasará. Hay deportaciones físicas, cuando grandes masas de gente se ven obligados a causa de las guerras o del hambre a emigrar: son lo que llamamos los desplazados, como los que a menudo estamos acostumbrados a ver a través de los medios de comunicación social; pero hay una especie de desplazados que son quienes pierden el contexto de su cultura y fe. No hace falta emigrar, sólo hay que perder los valores que daban identidad a la propia persona. ¿No creéis que nosotros, sino estamos atentos, podemos perder los valores que identifican nuestro compromiso con la fe? ¿Qué hacer para evitarlo?
Señor, a pesar de nuestros pecados, no nos abandone..