El relato de hoy nos describe la acogida que hizo Abraham a tres desconocidos. No era quizás el mejor momento del día; nos dice que aparecieron «en lo más caluroso del día». Pero su celo es para admirarnos y, sobre todo, hoy en día que todos somos muy cautos ante desconocidos. Lo que importa de aquella acogida es que Abraham, sin desearlo, ni esperarlo, es objeto de una promesa que verá cumplida: «Cuando yo vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo». ¿Cuál es la dificultad que encuentras en ti para confiar en personas que desconoces? ¿Cómo podemos ver el rostro de Dios en quienes se acercan, como los inmigrantes, por ejemplo?
Señor que, como dice el salmista, aprendamos a obrar honradamente y practiquemos la justicia.