Dt 4, 1-2.6-8
Cuando Moisés dio al pueblo los mandamientos de Dios no era un capricho suyo, sino que los mandamientos, -él lo quería subrayar claramente-, eran según el dictado de Dios y no de él que era un hombre; eso es lo que subraya cuando dice al pueblo de Israel: «No añadáis nada a lo que yo os mando ni suprimáis nada; observaréis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy». ¿Por qué crees que los hombres tenemos tanta tendencia a poner más normas en nuestra conducta espiritual?
Señor, quiero ser fiel a tu voluntad; que nunca imponga lo que no esté de acuerdo con tus mandamientos.