Las palabras del Deuteronomio que el pueblo de Israel debía interiorizar, todavía ahora son vigentes para nosotros: «Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro»
Señor que nunca me olvide de tus favores.