El rey de Tiro se dice a sí mismo: «Soy un Dios». Y el Señor le responde: «Serás un hombre, y no un dios…». A veces nuestras habilidades nos hacen creer superiores a los demás. Sólo el Señor es quien está por encima de todos nosotros y, en Jesús, se hace servidor. ¿Has probado de pasar de la actitud de dominio al de servicio? ¿Te ha humillado? Y, con todo, es cuando estás más cerca de ser con Dios.
Señor, que no me deje hinchar por el orgullo, sino inflamar por el amor que es servicio.