Demasiadas veces hay una tendencia a creer que nuestra fe es algo muy exclusivo, como si para ser creyente fuera necesario una especie de carnet especial; hoy se nos recuerda que «A los extranjeros que se han unido al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores… los traeré a mi monte santo…» El extranjero, pues, es una persona como nosotros, que tiene acceso al misterio de la fe si, como nosotros, se pone al servicio de Dios por amor. ¿Cómo ves a los extranjeros?
Señor, que tenga la amplitud de miras que tiene el Tu corazón.