Hoy, día 2 de diciembre, celebramos la festividad de San Cromacio de Aquilea, obispo; de la mártir Bibiana; de la beata María Ángela Astorch, abadesa; y del profeta Habacuc del Antiguo Testamento.
San Cromacio de Aquilea, obispo
Nació en Aquilea hacia el año 345. Ordenado diácono y presbítero, finalmente fue elegido pastor de aquella iglesia en el año 388, siendo consagrado por manos del obispo Ambrosio. Su diócesis era muy extensa, comprendiendo territorios que hoy forman parte de Suiza, Austria, Baviera y Eslovenia. Se dedicó con valentía y energía a una enorme labor cuando las fronteras fueron arrasadas por los bárbaros de Alarico, aliviando los sufrimientos del pueblo. Su doctrina mariológica es clara y precisa, y a él se le deben algunas descripciones sugerentes de la Virgen Santísima. San Ambrosio lo consideró uno de los mejores teólogos de su tiempo, y San Jerónimo habla de él como el más santo y docto de los obispos. Desarrolló a su alrededor una vida clerical con régimen comunitario. Con toda probabilidad, Cromacio murió en el exilio en el pequeño pueblo italiano de Grado hacia el año 407, mientras intentaba escapar de los saqueos de los bárbaros.
Santa Bibiana, mártir
Es una mártir romana del siglo IV, posiblemente en tiempos del emperador Juliano, llamado el Apóstata, quien, años después de la legalización del cristianismo, volvió a perseguir a los cristianos. Para no abjurar de su fe, fue encarcelada junto con su familia, y posteriormente, tras grandes suplicios, murió mártir, dando testimonio de una gran fe y fortaleza.
Beata María Ángela Astorch, abadesa
Inés Jerónima Astorch nació en Barcelona en 1592, ingresando con solo once años en las clarisas capuchinas, tomando el nombre religioso de María Ángela. Abadesa de las clarisas, fundó en condiciones difíciles un monasterio en Murcia. Tuvo diversas experiencias místicas, con una profunda devoción a la pasión de Cristo y a la Eucaristía: “todo lo que hago es por Dios; lo demás no tiene importancia”. También era muy humilde y entregada a las penitencias, dando buenos consejos y ayuda tanto a las monjas como a los laicos. Murió en Murcia el 2 de diciembre de 1665. Fue beatificada en 1982.
San Habacuc, profeta del Antiguo Testamento
Es uno de los profetas menores de la Biblia hebrea. Profetizó hacia finales del siglo VII y comienzos del siglo VI, justo antes de la caída de Judá ante Babilonia. Su libro es corto, de solo tres capítulos. Se caracteriza por plantear preguntas difíciles a Dios: ¿por qué hay injusticias y maldad en el mundo? ¿Cómo es posible que Dios permita que los malvados triunfen? Dios le responde que los injustos serán juzgados, incluso los poderosos. Reafirma la idea de hacer el bien con fe y paciencia, aunque las situaciones sean adversas: “el justo vivirá por la fe”.

