Hoy, día 18 de febrero, celebramos la festividad: de santa Bernardeta Soubirous, virgen; de san Simeó, obispo y mártir; y del beato Joan de Fiésole(Fray Angélico), presbítero.
Bernardeta Soubirous, nacida en Lourdes (Lourdes) el 1844, fue favorecida en la edad de 14 años con dieciocho apariciones de la Virgen María que dieron origen en aquel gran centro de peregrinación y de atención a los enfermos. El año 1866 ingresó a las Hermanas de la Caridad y de la Instrucción Cristiana de Nevers, donde dirigió una vida oculta y de grandes sufrimientos. El 1879 obtuvo la felicidad que le había sido promesa. Fue elevada a los altares en 1933 por el papa Pío XI.
San Simeó, obispo, «hermano del Señor» como san Jaime, al cual sucedió en la dirección de la comunidad de Jerusalén. Organizó la evacuación de los cristianos, durante el asedio de la ciudad en 70 y fue crucificado por los romanos.
Joan de Fiésole (Guido di Pietro), conocido como Fray Angélico, nació a Vicchio-*Mugello en la Toscana el 1387. El 1407 entró al convento de dominicanos de Fièsole, de donde fue prior entre los años 1448-1450, y de donde tomó el nombre de Fray Giovanni da Fièsole. Es considerado discípulo de Lorenzo Monaco, que cultivó el estilo gótico internacional. Hombre profundamente creyente, fraile antes de que pintor, encuentra en su magnífico arte, la mejor manera de expresar y transmitir la fe. Trabajó sobre todo en Florencia (donde destaca la decoración del convento de San Marco) y Roma, donde inició la decoración de la capilla de Nicolau V en el Vaticano. Muera en 1455 y fue enterrado en la iglesia de Santa Maria sopra Minerva.