Hoy, día 18 de mayo, celebramos la festividad de san Juan I, papa y mártir; y de san Próspero, obispo.
San Juan I, papa y mártir
Nacido en la Toscana, fue elegido papa del 523 al 526, y tuvo que luchar contra las herejías arriana (que afirmaba que la naturaleza de Cristo era inferior a la divina del Padre) y la monofisita (que decía que Jesús solo tenía naturaleza divina). El rey arriano Teodorico, que gobernaba la península itálica y había dado libertad de culto a los católicos a cambio de grandes impuestos, lo obligó a ir a Constantinopla para interceder ante el emperador en favor de los godos de Oriente que estaban oprimidos. Fue muy bien recibido, pero su misión tuvo escasa eficacia, y Teodorico, enfadado, lo hizo encarcelar en Rávena, donde falleció en el año 526.
San Próspero de Tarragona, obispo
Fue el último arzobispo de Tarragona en época visigótica antes de la invasión sarracena de comienzos del siglo VIII. Se dice que, para salvar las cosas consideradas más valiosas de su iglesia, huyó por mar hacia Italia con algunos colaboradores, llevándose las reliquias de los santos mártires Fructuoso, Augurio y Eulogio, los libros litúrgicos de la Iglesia metropolitana, junto con el famoso Oracional visigótico de Verona y los vasos sagrados. Llegaron cerca de Génova, al pueblo de Camogli, donde habría fundado un monasterio dedicado a san Fructuoso, y allí murió con fama de santidad. Iconográficamente se lo representa como un obispo con un barco en la mano.