Cuántas veces los malos sentimientos perforan y envenenan el corazón. La verdadera sabiduría es reconocida como tal cuando es capaz de darse cuenta de lo que destruye la propia vida. El verdadero sabio, pues, sabe dominar lo que hierve en su interior. El texto de hoy comienza así: «Rencor e ira también son detestables, el pecador lo posee». La sabiduría del creyente tiene presente lo que nos dice el libro de Jesús hijo de Sira: «Si un ser humano alimenta la ira contra otro, ¿cómo puede esperar la curación del Señor?»
Señor, que sepa perdonar y que sepa acoger humildemente Tu perdón.