¿Cómo podríamos responder a quienes confunden resurrección con la reanimación de un cadáver, o con quienes lo asimilan con la reencarnación? Fíjate cómo responde Pablo: «se siembra un cuerpo corruptible, resucita incorruptible; se siembra un cuerpo sin gloria, resucita glorioso; se siembra un cuerpo débil, resucita lleno de fortaleza; se siembra un cuerpo animal, resucita espiritual».
Señor, encomiendo mi vida a tu Espíritu.