Hoy, día 17 de mayo, celebramos la festividad de: san Pascual Bailón, religioso; y la beata Antonia Mesina, virgen y mártir.
San Pascual Bailón, religioso
Nació en 1540 en Torrehermosa, Aragón. Pasó su adolescencia y juventud como pastor. A los veinticuatro años se hizo fraile menor en el convento reformado de Nuestra Señora de Loreto en Valencia, donde destacó por su piedad, espíritu de trabajo y servicio a todos. Sobresalió especialmente por su devoción a la Virgen María y al Santísimo Sacramento.
«Jesús, dulce enamorado, del alto cielo ha venido, a ser Pastor del ganado que anda en el mundo perdido: y como de amor herido está el divino Pastor, con silbos de amor las llama y, ¡ay Dios, qué fuerza de amor!”
Tras haber estado en varios conventos del País Valenciano, fijó su residencia en Vila-real durante los últimos años de su vida, donde dejó un gran recuerdo, y donde se encontró con “la hermana muerte” el 17 de mayo de 1592.
Fue canonizado en el año 1690. La capilla que contiene el sepulcro del santo, en el convento del Rosario en Vila-real, es una de las obras barrocas más importantes del País Valenciano. Es patrón de la diócesis de Segorbe-Castellón, y patrón celestial de todas las asociaciones y obras eucarísticas.
Beata Antonia Mesina, virgen y mártir
Joven mártir nacida en el año 1919 en la isla de Cerdeña, en el seno de una familia campesina, fue educada en un ambiente de profunda religiosidad. Miembro de Acción Católica desde los diez años, vivió entregada a las obras en favor de la Iglesia. Destacó por una vida ejemplar y una gran devoción al Santísimo Sacramento y a la Virgen María. A la edad de quince años, el 17 de mayo de 1935, defendió su castidad ante un joven que intentó violarla, hasta morir brutalmente golpeada, hecho que conmocionó a toda la isla. Disfruta de la bienaventuranza eterna y se le puede rendir culto. Fue beatificada en 1987.