Hoy, día 16 de febrero, celebramos la festividad: de san Onésimo; y la de san Arnau de Soissons, abad.
Onésimo, era esclavo del cristiano Filémono, en la ciudad de Colosas, en la actual Turquía. Escapado de su amo, se fue a la cárcel donde el apóstol Pablo estaba detenido. Fue ganado para Cristo por san Pablo, que lo bautizó y después, le hizo volver a su amo, pero con una carta en la que le pedía recibirlo como un hermano. Onésimo, acompañará así a Tíquico, que llevará, junto con la carta a Filémon, la carta a los Colosenses, y se incorporará a aquella comunidad.
Arnau de Soissons, es un santo flamenco nacido en 1040, que de joven ejerció de soldado. Pero a raíz de una experiencia interior, abandonó las armas para llevar una vida de ermitaño. Debido a esta vida piadosa Arnau, se fue ganando fama de hombre santo y autor de milagros; por lo que fue instado a aceptar el abadiato de un monasterio. Después de varias peticiones decidió fundar un monasterio en Flandes, su tierra natal, concretamente en Oudenburg, del que más tarde fue abad. Una de las primeras actividades que estableció fue la elaboración de cerveza. Murió en este monasterio en 1087.