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16 de septiembre de 2025 San Cornelio y san Cebriano

Hoy, día 16 de septiembre, celebramos la festividad de: san Cornelio, papa; y san Cebriano, obispo, y mártires.

Celebramos juntos su memoria en el mundo cristiano porque ambos mantuvieron en vida una sólida amistad, basada en la misma fe y en la misma lucha. Los dos fueron testigos de fe en días de persecución, y ambos lucharon por la unidad y la fe de la Iglesia.

San Cornelio, papa y mártir

Nacido a finales del siglo II, era presbítero en la ciudad de Roma cuando fue elegido papa en el año 251, después de un periodo en el que la persecución de Decio había dejado a la Iglesia sin responsables. Durante su breve pontificado, fue mal visto por los rigoristas de Novaciano, quien se consagró antipapa y promovió un cisma en la ciudad de Roma: Cornelio fue acusado de ser demasiado blando con los “lapsi”, aquellos que habían apostatado durante las persecuciones y querían volver a la Iglesia. Según Novaciano, como la Iglesia es una Iglesia de santos, no puede tolerar la presencia de pecadores en su seno. Pero la adhesión a Cornelio por parte del obispo Cebriano de Cartago y de otros obispos africanos y antioquenos pudo conjurar la situación. Por si fuera poco, estalló una epidemia en Roma y también se produjo una nueva persecución de los cristianos por parte de Galio. Este, en el año 253, lo exilió y lo encarceló en Civitavecchia, donde murió poco después.

San Cebriano, obispo y mártir

Nacido en Cartago en el año 210, era un hábil retórico famoso y escritor notable, hasta que en el año 246 se convirtió a la fe gracias a las predicaciones del presbítero Cecilio, y posteriormente fue ordenado y se convirtió en obispo de Cartago en 249, gobernando en secreto durante la persecución.
Defendió al papa Cornelio contra los novacianos, pero se enfrentó al papa Esteban respecto al bautismo de los herejes. Dejó un importante legado de escritos sobre la fe y la vida cristiana. También estalló aquí la disputa sobre los “lapsi”, y Cebriano se enfrentó al rigorismo de los novacianos: movido por la caridad pastoral, adoptó una postura menos rígida y estableció la norma de que los apóstatas de verdad recibieran el perdón tras una dura y larga penitencia, y aquellos que habían fingido la apostasía lo hicieran después de una penitencia más ligera, con el entendimiento de que todos podían ser admitidos a la comunión eclesial en peligro de muerte.

Uno de los aspectos más característicos de la personalidad de Cebriano es su amor por la Iglesia y la preocupación por asegurar su unidad profunda, tanto entre los fieles y el obispo de cada iglesia particular, como entre todos los obispos de la Iglesia Universal: “No puede tener a Dios por padre quien no tiene a la Iglesia por madre”.
Durante la persecución de Galio, primero se escondió, pero posteriormente regresó a Cartago para dar testimonio de su fe, muriendo decapitado en el año 258.

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