Hoy, día 16 de agosto, celebramos la festividad de: san Roque; de san Esteban de Hungría, rey; y la del beato Juan de Santa Marta, presbítero y mártir.
San Roque, peregrino
Nació en Montpellier, en el Languedoc, probablemente hacia el año 1350. De joven, y ya huérfano, vendió todos los bienes familiares, dio los beneficios a los pobres y comenzó una larga peregrinación por Italia que duraría toda su vida. Ejerció sus carismas milagrosos durante la peste negra que asoló Europa en el siglo XIV.
Él mismo enfermó de la peste que tantas veces había curado, y se vio obligado a retirarse a un bosque solitario donde solo recibía la visita diaria de un perro que le llevaba un pan tomado de la mesa de su amo. Este, intrigado por el extraño comportamiento del animal, lo siguió, encontró al santo, lo recogió y lo curó.
Después, san Roque prosiguió su peregrinación, hasta que fue detenido por unos soldados que lo consideraban espía. Encerrado en prisión, murió cinco años más tarde, cuando aún no había llegado a los cuarenta años. Pronto alcanzó gran popularidad como abogado contra la peste y otras epidemias. Fue canonizado en 1629.
San Esteban de Hungría, rey
Se llamaba Vaic, hijo de un duque húngaro que, sin ser cristiano, se encaminó hacia la fe cristiana. En su bautismo tomó el nombre de Esteban. El día de Navidad del año 1000 ceñó la corona imperial que le envió el papa Silvestre II. Fue el primer rey apostólico de Hungría, un buen gobernante, justo y pacífico, defensor de su nación, y al mismo tiempo un decidido propagador de la fe cristiana en su reino mediante la fundación de diez obispados y varios monasterios, inspirándose en la reforma de Cluny. Murió en 1038 y fue canonizado en 1083. Es el santo patrón de Hungría.
Beato Juan de Santa Marta, presbítero y mártir
Nació en Prades en 1578 e ingresó en la orden de los franciscanos observantes. Pasó a evangelizar en Filipinas y en Japón, donde abrió una escuela de música. Después de diez años de misión en distintas provincias, a causa del edicto de persecución de 1614 fue desterrado. A pesar de ello, regresó disfrazado de japonés hasta que en 1615 fue detenido y encarcelado durante tres años, muriendo finalmente mártir en Kioto el 16 de agosto de 1618. Fue beatificado en 1867.