Hoy, día 16 de abril, celebramos la festividad de los santos obispos: Fructuoso de Braga y Toribio de Astorga; de los santos laicos Benito-José Labre y María Bernardita Soubirous; y de los santos mártires de Zaragoza: Engracia, Optato, Julia y compañeros.
San Fructuoso de Braga, obispo
Nacido hacia el año 600 en el seno de una familia de la nobleza visigoda. Optó por la vida monástica, promoviéndola por toda la Gallaecia y la Bética con su ejemplo, fundando monasterios y difundiendo sus reglas monásticas (muy populares hasta la llegada de la Regla de san Benito). Hacia el 655 fue nombrado obispo de Dumio y posteriormente arzobispo de la sede primada de Braga, continuando con la fundación de más monasterios hasta llegar a una veintena.
Murió hacia el año 665 y fue enterrado en el monasterio de Montélios, fundado por él. En 1102, sus restos fueron robados por el obispo de Santiago para ser venerados en la cripta de la catedral compostelana, y una buena parte de ellos fue devuelta en 1966.
San Benito-José Labre, laico
Nació en 1748 en un pueblo del norte de Francia. Joven inquieto, dejó a su familia para hacerse religioso. Pero, al no poder adaptarse a ninguna forma de vida religiosa regular, cumplió con el antiguo ideal de peregrinar por Cristo, haciendo del camino su monasterio: caminó más de 30.000 kilómetros. Este “vagabundo de Dios” adoptó un estilo de vida desprendido y totalmente entregado a la oración. En los últimos años de su vida vivió en uno de los arcos del Coliseo de Roma, donde murió el 16 de abril de 1783.
Canonizado en 1881, san Benito-José es el patrón de los peregrinos, mendigos, personas sin hogar y fracasados. De él dijo el papa Benedicto XVI: “nos muestra que con sólo Dios basta; que más allá de todo lo que pueda haber en este mundo, más allá de nuestras necesidades y capacidades, lo que cuenta, lo esencial, es conocer a Dios”.
San Toribio de Astorga, obispo
Probablemente nacido en Astorga a principios del siglo V, y después de haber vivido unos años en Tierra Santa, hacia el año 444 fue elegido obispo de su ciudad, donde trabajó por el bien de sus fieles y luchó contra la herejía priscilianista. Tras un tiempo de exilio a causa de la invasión de los visigodos comandados por Teodorico, a su regreso ayudó a reconstruir la ciudad, donde murió hacia el año 476.
Santa Engracia y compañeros mártires
De los santos: Engracia, Optato, Julia y otros compañeros, diremos que sufrieron martirio en Zaragoza durante la persecución del emperador romano Diocleciano, entre los años 303 y 304, la última y más cruel de todas las que padecieron los cristianos. Según la tradición, para evitar que los restos de los mártires fueran venerados, fueron quemados junto con otros malhechores, pero milagrosamente las cenizas se separaron formando una masa blanca (las santas masas). El poeta Prudencio, hacia el año 395, les dedica un himno a este grupo de innumerables mártires.
Santa María Bernardita Soubirous, virgen
Nacida en 1844 en Lourdes, Francia. A los 14 años, esta joven pastora pobre y analfabeta, con salud frágil y frecuentes ataques de asma, se sintió mirada por María como persona. Así, en 1858, la Inmaculada Concepción, a quien ella llamaba “la Señora”, se le apareció varias veces en la Gruta de Lourdes, invitándola a rezar por los pecadores y los enfermos, exhortando a todos a la conversión. Incómoda por la fama, se retiró a servir en la nueva Congregación de las Hermanas de la Caridad de Nevers, donde aprendió a leer y escribir. Años después, en 1866, ingresó formalmente en la congregación, trabajando como enfermera: “me gusta cuidar de los pobres y los enfermos, me quedaré con las Hermanas de Nevers”. Murió en el convento a causa de la tuberculosis el 16 de abril de 1879, a los 35 años de edad. Fue canonizada en 1933 y es patrona de los pobres y de los pastores.