Hoy, día 14 de agosto, celebramos la festividad de: san Maximiliano M. Kolbe, presbítero y mártir; y la de san Eusebio, presbítero.
San Maximiliano Kolbe, presbítero y mártir
Nació en 1894 en el seno de una familia más bien pobre del centro de Polonia. A los 16 años ingresó como novicio en los franciscanos conventuales de la familia franciscana. Después de estudiar en Roma, fue ordenado en 1917 y, cuando regresó a Polonia, ya tenía todo un proyecto basado en la devoción a la Inmaculada: había fundado “la ciudad de la Inmaculada” y era redactor de la revista “Caballero de la Inmaculada”. Cuando el ejército nazi invadió Polonia, fue arrestado y confinado en el campo de concentración de Auschwitz. Cuando uno de los prisioneros escapó, 10 reclusos de su barracón fueron elegidos al azar para ser ejecutados, y Maximiliano quiso ocupar el lugar de uno de ellos, padre de familia. Días más tarde, el 14 de agosto de 1941, víspera de la fiesta de la Asunción de María, a la que invocaba siempre con gran devoción, Maximiliano abrazó la palma del martirio con una inyección letal, mientras decía “Ave María”. Su ofrecimiento es todo un holocausto de caridad y un ejemplo de fidelidad hacia Dios y los hombres. Fue canonizado en 1982.
San Eusebio de Roma, presbítero
Nació a comienzos del siglo IV en una familia patricia, y fue presbítero y confesor en Roma bajo el gobierno del emperador Constancio II. Después de siete meses de cautiverio, murió mártir el 14 de agosto hacia el año 353 y fue enterrado en las catacumbas de san Calixto. La iglesia de San Eusebio de Roma se edificó, según la tradición, en el lugar donde había vivido.