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12 de mayo 2025 santos mártires Nereo, Aquileo y Pancracio; y de la beata Imelda Lambertini, religiosa.

Hoy, día 12 de mayo, celebramos la festividad de los santos mártires Nereo, Aquileo y Pancracio; y de la beata Imelda Lambertini, religiosa.

San Nereo y san Aquileo, mártires
Son dos auténticos mártires de Roma del siglo III, de los cuales se sabe poco, más allá del hecho de que realmente existieron y de lo que nos cuenta el papa san Dámaso a finales del siglo IV. Según los datos conservados, eran dos soldados que se convirtieron a la fe, rechazaron la violencia y, al no renegar del cristianismo, fueron decapitados, probablemente en tiempos de Diocleciano, cuando empezó la persecución dirigida inicialmente contra los miembros del ejército y que luego se extendió a toda la Iglesia. Recibieron culto casi inmediatamente, ya en el mismo siglo IV. La memoria litúrgica conmemora su martirio y el traslado de sus reliquias.

San Pancracio, mártir
San Pancracio nació de padres paganos en Frigia (Asia Menor), en el Imperio romano del siglo III. Huérfano desde muy pequeño, se trasladó a Roma con su tío tutor, donde se convirtió al cristianismo. Según la tradición, tenía unos catorce años cuando fue arrestado y, al no renegar de su fe, fue condenado a muerte, probablemente también en tiempos de Diocleciano, como los mártires anteriores. Sobre su sepulcro en la vía Aurelia, el papa Símaco construyó un templo.

Desde tiempos muy antiguos, ha gozado de gran popularidad y ha sido invocado para pedir todo tipo de favores, resumidos en la expresión “salud y trabajo”. La tradición popular ha impuesto, como hacen las monjas clarisas franciscanas de Sevilla, que su imagen esté acompañada de un vaso de agua con ramitas de perejil fresco. Es patrón de los jóvenes de Acción Católica y del gremio de tejedores de Barcelona.

Beata Imelda Lambertini, religiosa
Es recordada por un acontecimiento que resalta la importancia de recibir la comunión, en una época en que se valoraba más la adoración. Nacida en Bolonia en 1320 y bautizada con el nombre de Magdalena, a los diez años entró en el convento de las religiosas dominicas, donde tomó el nombre de Imelda. Deseosa de comulgar, se le negó por ser demasiado joven (en aquella época solo se podía comulgar a partir de los 14 años). Y cuenta la tradición que el 12 de mayo de 1333, en el momento de la Comunión, una Sagrada Hostia, rodeada de luz, se acercó a ella; el celebrante la tomó y le dio la comunión, y ella, entrando en éxtasis, murió. Fue beatificada en 1826.