El texto del libro de los Reyes, que hoy la Iglesia nos propone para reflexionar, nos presenta a Elías que le comunica al rey Ajab que: «no habrá en estos años rocío ni lluvia si no es por la palabra de mi boca». No se trata de una decisión caprichosa del profeta, sino que viene como consecuencia de que el rey se había alejado del Señor; vivía de hecho en la situación de un ateísmo práctico. El profeta le viene a decir que, puesto que Javé no existe para el rey, el profeta le hará sentir la no existencia de Dios y sus consecuencias. En el mundo actual vemos como también existe en muchos lugares este ateísmo práctico, parecido al practicado por el rey Ajab. ¿Podríamos hacer algo parecido a lo del profeta Elías, en el sentido de hacer ver que sin Dios no se va a ninguna parte?
Señor, muéstrame qué puedo hacer a quienes no te conocen.