Hoy, día 1 de junio, celebramos la festividad de:
San Justino, mártir
Justino, nacido en Samaría, Palestina alrededor del año 100, buscó durante mucho tiempo la verdad, peregrinando por las distintas escuelas de la tradición filosófica griega. Decepcionado por las filosofías del estoicismo y otras, a los treinta años se convirtió al cristianismo gracias al testimonio de los mártires y a la lectura del Evangelio. Fue bautizado y se trasladó a Roma.
Escribió al menos ocho obras apologéticas en defensa del cristianismo, argumentando racionalmente la legitimidad de la fe cristiana, dirigidas a judíos y paganos, de las cuales solo se conservan dos Apologías y un Diálogo con el judío Trifón. Se distinguió por su afán de búsqueda y admiración por la verdad, estuviera donde estuviera. Siempre defendió que la cultura clásica era un complemento necesario para la formación de los cristianos.Fue un infatigable anunciador de Cristo, utilizando el ingenio y la destreza dialéctica para defender a los cristianos perseguidos.
Irónicamente, fue encarcelado como «ateo», es decir, como subversivo, enemigo del Estado imperial. Murió decapitado a causa de su fe en Roma junto con otros seis compañeros, hacia el año 165, en tiempos del emperador Marco Aurelio. Es venerado como santo en toda la cristiandad. Se conservan los auténticos relatos de su martirio.