Hoy, día 20 de septiembre, celebramos la festividad de san Andrés Kim Taegon, presbítero, y san Pablo Chong y compañeros, mártires; y la de san Eustaquio de Roma, mártir.
La fe cristiana penetró en Corea gracias a la acción de un grupo de laicos, hasta que en 1836 llegaron clandestinamente unos misioneros franceses. De finales del siglo XVIII, hasta el reconocimiento de la libertad religiosa en 1886, fueron diversas las persecuciones que sembraron la implantación del cristianismo en Corea. En estas duras persecuciones que los cristianos sufrieron en esa época, hubo muchos mártires. De los 103 reconocidos y canonizados en 1984, son recordados hoy conjuntamente en el calendario litúrgico. Destacan los nombres de Andrés Kim, nacido en 1821, el primer sacerdote coreano, después de haberse preparado a escondidas en el extranjero, y Pablo Chong, gran catequista laico, que durante veinte años guió a la comunidad. Ambos fueron decapitados en Seúl, en 1846 y 1839, respectivamente.
Eustaquio, llamado Plácidus antes de su bautismo, fue un general romano que combatió a las órdenes del emperador Trajano. Convertido al cristianismo fue martirizado en Roma, durante la persecución de Adriano, junto a su esposa e hijos. En las iglesias griegas y latinas, es honrado como uno de los catorce santos auxiliadores.