Col 1, 24 – 2, 3
«Hermanos: Ahora me alegro de mi sufrimiento por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia». Estas palabras de Pablo nos las podríamos hacer nuestras.
Señor, sé que, hasta la cruz, yo tengo que aprender a ser discípulo tuyo; que en los momentos de dolor sepa que el sufrimiento también se redentor.